Sin hacer nombres, ni utilizar el dedo acusador, quiero compartir con ustedes una observación que vengo realizando desde hace mucho tiempo, y que cada vez es más usual a la hora de escuchar a colegas periodistas, políticos, educadores, funcionarios y todo tipo de “comunicadores”.
Como lo indica el título de ésta pequeña reflexión, me refiero al término: DIGAMOS!
Les propongo un ejercicio: presten atención cuando oigan radio, vean tv, redes sociales, podcasts… y contabilicen, cuantas veces, se menciona en un mismo discurso, speech, entrevista, el término DIGAMOS!
Y lo peor de todo, es que se mal usa, pues no lo aplicamos para significar lo que realmente indica, sino, para llenar silencios, como nexo coordinante, para redondear una idea, o para comenzar otra.
Cuando lo detecten, verán como se lo vapulea al DIGAMOS, a tal punto de alcanzar lo que sucedió en otras épocas con el “O sea…” y más cercano en el tiempo, con el “Y nada” o “Y bueno, nada…”
Eso sí, el mal uso y abuso del DIGAMOS, es totalmente democrático. No reconoce diferencias de género, extracción social, formación académica… Está en todas partes, como las noticias del COVID 19…
Para cerrar… DIGAMOS… BASTA al uso indiscriminado del DIGAMOS!!!
Digamos lo mismo pero con otras palabra. O mejor aún, utilicemos las herramientas que el lenguaje y la oratoria nos brindan. Tan simple como los puntos, las comas, los silencios…. Sobre todo los silencios.
Mejor un buen silencio, que un remanido y reiterativo DIGAMOS!
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